lunes, 28 de septiembre de 2009
EL CÁLIZ DEL ARZOBISPO DON PEDRO CORTÉS Y LARRAZ
EL CÁLIZ DEL ARZOBISPO DON PEDRO CORTÉS Y LARRAZ
Entre las alhajas que contaba la parroquia de Belchite, parece digno de especial mención el hermoso cáliz que ocupa el centro de la fotografía, así como las vinajeras, platillo y campanilla, donado todo ello por el arzobispo de Guatemala (y después arzobispo-obispo de Tortosa) natural de esta villa, según indica su sello de armas, grabado en dicho platillo. Todas estas piezas eran doradas, de plata repujada y construidas en América en el siglo XVIII. No había patena [seguramente habría desaparecido]. El cáliz se utilizaba como base de una custodia colocando en la copa el viril también de plata sobredorada, adornado de piedras verdes.
Todo desapareció como consecuencia de la guerra civil de 1936-1939
(Archivo Diocesano de Zaragoza. Relación de las obras de arte de la parroquia de Belchite enviada por el párroco don Felipe Ayala Gil el 15 de noviembre de 1902)
Entre las alhajas que contaba la parroquia de Belchite, parece digno de especial mención el hermoso cáliz que ocupa el centro de la fotografía, así como las vinajeras, platillo y campanilla, donado todo ello por el arzobispo de Guatemala (y después arzobispo-obispo de Tortosa) natural de esta villa, según indica su sello de armas, grabado en dicho platillo. Todas estas piezas eran doradas, de plata repujada y construidas en América en el siglo XVIII. No había patena [seguramente habría desaparecido]. El cáliz se utilizaba como base de una custodia colocando en la copa el viril también de plata sobredorada, adornado de piedras verdes.
Todo desapareció como consecuencia de la guerra civil de 1936-1939
(Archivo Diocesano de Zaragoza. Relación de las obras de arte de la parroquia de Belchite enviada por el párroco don Felipe Ayala Gil el 15 de noviembre de 1902)
jueves, 24 de septiembre de 2009
LA TORRE DE LA ANTIGUA ERMITA DEL PUEYO (BELCHITE)
LA TORRE DE LA ANTIGUA ERMITA DEL PUEYO (BELCHITE)
¡Viva Belchite que tiene
Cuatro torres y un Calvario
Y a la orillita del río
Un hermoso Seminario!
Cuando se visita por primera vez el santuario de Nuestra Señora del Pueyo en Belchite, llama la atención el lugar donde se encuentra la torre y la altura de ésta en comparación con las cúpulas de la iglesia principal. Pronto se desvanece el enigma cuando se averigua que la torre pertenece a la primitiva ermita cuyos restos pueden contemplarse y que la iglesia principal se inauguró en 1725.
Posiblemente la Cofradía religioso-militar, fundada en 1122, estuvo asentada en el Pueyo y desde aquí partían sus operaciones en defensa de la frontera. Su carácter religioso (mitad monjes, mitad soldados) promovería e impulsaría el culto a Nuestra Señora del Pueyo. Así lo afirma Victor Azagra Murillo (Guía para visitar santuarios marianos en Aragón) pero sin citar fuentes documentales.
No conocemos datos documentados sobre la primitiva ermita y torre. Sabemos que el llamado políptico de Belchite se construyó en 1439 para colocar en él la imagen de la Virgen en la antigua ermita.
Si observamos la torre, podemos comprobar que es toda de ladrillo cara vista, asentada sobre una base de piedra labrada; que está formada por un cuerpo cuadrangular al que le sigue otro octogonal y que termina en un capitel con su veleta. A su vez el primer cuerpo está dividido al exterior en tres partes: las dos primeras rematadas por series de tres arquillos ciegos con líneas de adorno (en el interior está alojada la escalera de tramos desiguales) y la tercera, con arcos mayores. En el que mira hacia el pueblo, está colocada la campana.
El otro cuerpo octogonal tiene arcos de buen tamaño enmarcados y con una línea de adorno que los separa de unas pequeñas aberturas junto al capitel.
En resumen podemos decir que es de estilo mudéjar y, aproximadamente, construida en el siglo XIV. Y que, desde hace años, está necesitada de una generosa restauración.
JULIO MARTÍN BLASCO
¡Viva Belchite que tiene
Cuatro torres y un Calvario
Y a la orillita del río
Un hermoso Seminario!
Cuando se visita por primera vez el santuario de Nuestra Señora del Pueyo en Belchite, llama la atención el lugar donde se encuentra la torre y la altura de ésta en comparación con las cúpulas de la iglesia principal. Pronto se desvanece el enigma cuando se averigua que la torre pertenece a la primitiva ermita cuyos restos pueden contemplarse y que la iglesia principal se inauguró en 1725.
Posiblemente la Cofradía religioso-militar, fundada en 1122, estuvo asentada en el Pueyo y desde aquí partían sus operaciones en defensa de la frontera. Su carácter religioso (mitad monjes, mitad soldados) promovería e impulsaría el culto a Nuestra Señora del Pueyo. Así lo afirma Victor Azagra Murillo (Guía para visitar santuarios marianos en Aragón) pero sin citar fuentes documentales.
No conocemos datos documentados sobre la primitiva ermita y torre. Sabemos que el llamado políptico de Belchite se construyó en 1439 para colocar en él la imagen de la Virgen en la antigua ermita.
Si observamos la torre, podemos comprobar que es toda de ladrillo cara vista, asentada sobre una base de piedra labrada; que está formada por un cuerpo cuadrangular al que le sigue otro octogonal y que termina en un capitel con su veleta. A su vez el primer cuerpo está dividido al exterior en tres partes: las dos primeras rematadas por series de tres arquillos ciegos con líneas de adorno (en el interior está alojada la escalera de tramos desiguales) y la tercera, con arcos mayores. En el que mira hacia el pueblo, está colocada la campana.
El otro cuerpo octogonal tiene arcos de buen tamaño enmarcados y con una línea de adorno que los separa de unas pequeñas aberturas junto al capitel.
En resumen podemos decir que es de estilo mudéjar y, aproximadamente, construida en el siglo XIV. Y que, desde hace años, está necesitada de una generosa restauración.
JULIO MARTÍN BLASCO
miércoles, 23 de septiembre de 2009
ESCUDOS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE
Convento de San Rafael. MM.Dominicas
Parroquia de San Martín
Ayuntamiento
Convento de San Agustín
Santuario Ntra. Sra. del Pueyo
ESCUDOS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE
Si iniciamos el recorrido del pueblo viejo de Belchite por la Puerta del Pozo, pronto llegaremos al convento de San Rafael de las Madres Dominicas. En la fachada de su iglesia figuraba el escudo (realizado en piedra) del obispo don Gregorio Galindo, su fundador. Fue trasladado al nuevo convento y colocado en la fachada de su iglesia en 1950, año de su inauguración.
Iglesia parroquial de san Martín de Tours. La fachada corresponde a la última remodelación que experimentó este templo en el siglo XVII. En ella se puso el escudo de la Villa esculpido en piedra caliza. Con buen criterio fue llevado al pueblo nuevo e instalado en la fuente del parque de la Victoria.
Otro escudo de Belchite podía verse en el edificio del Ayuntamiento situado en la plaza Nueva, inaugurado hacia 1929. Está realizado artísticamente en piedra de alabastro, destacando sus adornos. Fue retirado del edificio y estaba perdido en un almacén hasta que fue localizado por Manuel Alfonso Muniesa y, de acuerdo con el párroco don Mario Gállego Bercero, fue colocado en el presbiterio de la parroquia del pueblo nuevo.
Convento de san Agustín. En la fachada de la iglesia del convento de san Agustín todavía campea el escudo de la Orden. En él se ve un corazón atravesado por dos flechas y los atributos de san Agustín como obispo. Es el único que permanece en su primitivo emplazamiento. En 1687 comenzaron las obras de terminación del templo y, por entonces, sería colocado.
En la capilla de san Antón, sobre la entrada de la izquierda, había un pequeño escudo. Fue arrancado ignorando quién fuera el autor de tal acto. Por esto no podemos dar más noticias.
En la calle Mayor, cerca del Café Sevilla y, posiblemente a la altura de la alpargatería de Briz, había un escudo heráldico cuyo detalle puede verse en EL VIEJO BELCHITE. Jaime Cinca Yago. Guillermo Allanegui Burriel. Angel P. Archilla Navarro. Zaragoza 2008, pág. 80.
Santuario de Nuestra Señora del Pueyo. Para cerrar este artículo, vamos a referirnos a dos escudos de Belchite que se encuentran en el interior del templo del Pueyo. Uno, en el coro y otro en la parte superior del retablo mayor. Cuando las entidades civiles ayudaban económicamente a la Iglesia en sus obras, ésta correspondía otorgándoles ciertas prebendas o privilegios como eran el derecho de presentación, el poder ocupar en los templos lugares especiales, o figurar allí sus escudos y otros.
JULIO MARTÍN BLASCO
Si iniciamos el recorrido del pueblo viejo de Belchite por la Puerta del Pozo, pronto llegaremos al convento de San Rafael de las Madres Dominicas. En la fachada de su iglesia figuraba el escudo (realizado en piedra) del obispo don Gregorio Galindo, su fundador. Fue trasladado al nuevo convento y colocado en la fachada de su iglesia en 1950, año de su inauguración.
Iglesia parroquial de san Martín de Tours. La fachada corresponde a la última remodelación que experimentó este templo en el siglo XVII. En ella se puso el escudo de la Villa esculpido en piedra caliza. Con buen criterio fue llevado al pueblo nuevo e instalado en la fuente del parque de la Victoria.
Otro escudo de Belchite podía verse en el edificio del Ayuntamiento situado en la plaza Nueva, inaugurado hacia 1929. Está realizado artísticamente en piedra de alabastro, destacando sus adornos. Fue retirado del edificio y estaba perdido en un almacén hasta que fue localizado por Manuel Alfonso Muniesa y, de acuerdo con el párroco don Mario Gállego Bercero, fue colocado en el presbiterio de la parroquia del pueblo nuevo.
Convento de san Agustín. En la fachada de la iglesia del convento de san Agustín todavía campea el escudo de la Orden. En él se ve un corazón atravesado por dos flechas y los atributos de san Agustín como obispo. Es el único que permanece en su primitivo emplazamiento. En 1687 comenzaron las obras de terminación del templo y, por entonces, sería colocado.
En la capilla de san Antón, sobre la entrada de la izquierda, había un pequeño escudo. Fue arrancado ignorando quién fuera el autor de tal acto. Por esto no podemos dar más noticias.
En la calle Mayor, cerca del Café Sevilla y, posiblemente a la altura de la alpargatería de Briz, había un escudo heráldico cuyo detalle puede verse en EL VIEJO BELCHITE. Jaime Cinca Yago. Guillermo Allanegui Burriel. Angel P. Archilla Navarro. Zaragoza 2008, pág. 80.
Santuario de Nuestra Señora del Pueyo. Para cerrar este artículo, vamos a referirnos a dos escudos de Belchite que se encuentran en el interior del templo del Pueyo. Uno, en el coro y otro en la parte superior del retablo mayor. Cuando las entidades civiles ayudaban económicamente a la Iglesia en sus obras, ésta correspondía otorgándoles ciertas prebendas o privilegios como eran el derecho de presentación, el poder ocupar en los templos lugares especiales, o figurar allí sus escudos y otros.
JULIO MARTÍN BLASCO
viernes, 11 de septiembre de 2009
LA TORRE DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE SAN MARTÍN DE BELCHITE
LA TORRE DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE SAN MARTÍN DE BELCHITE
¡ Viva Belchite que tiene
Cuatro torres y un Calvario
Y a la orillita del río
Un hermoso Seminario!
La antigua parroquia de San Martín del Pueblo Viejo de Belchite es, sin duda alguna, el edificio más representativo de la población, por su antigüedad (siglo XIV), por su estilo arquitectónico (gótico mudéjar) y por los materiales empleados en su construcción (piedra y ladrillo). La torre tiene planta cuadrangular, toda de las mismas medidas, con machón macizo en el centro. Entre éste y los muros de la torre, están situadas las escaleras, bajo una bóveda formada por la aproximación de ladrillos. El machón macizo y la bóveda demuestran la antigüedad de la torre. Esta parte interior está bien conservada y es difícil su visita por el público por la altura de la entrada.
La torre, sobre una base de piedra sillar y el resto de ladrillo, está dividida en tres pisos. El primero no tiene decoración y estaba tapado por un edificio que era prolongación de la casa parroquial. El segundo aparece con abundante ornamentación mudéjar, toda ella destrozada por la metralla que recibió durante la guerra de 1936-1939 ( en la que sirvió de observatorio y puesto de vigilancia). En el tercero se encontraban las campanas, dos bajo un arco doble, que daba a la fachada principal de la iglesia, y la tercera en un lateral.
El capitel, también de ladrillo, es de forma piramidal y necesitó obras de reforzamiento en su interior.
JULIO MARTÍN BLASCO
¡ Viva Belchite que tiene
Cuatro torres y un Calvario
Y a la orillita del río
Un hermoso Seminario!
La antigua parroquia de San Martín del Pueblo Viejo de Belchite es, sin duda alguna, el edificio más representativo de la población, por su antigüedad (siglo XIV), por su estilo arquitectónico (gótico mudéjar) y por los materiales empleados en su construcción (piedra y ladrillo). La torre tiene planta cuadrangular, toda de las mismas medidas, con machón macizo en el centro. Entre éste y los muros de la torre, están situadas las escaleras, bajo una bóveda formada por la aproximación de ladrillos. El machón macizo y la bóveda demuestran la antigüedad de la torre. Esta parte interior está bien conservada y es difícil su visita por el público por la altura de la entrada.
La torre, sobre una base de piedra sillar y el resto de ladrillo, está dividida en tres pisos. El primero no tiene decoración y estaba tapado por un edificio que era prolongación de la casa parroquial. El segundo aparece con abundante ornamentación mudéjar, toda ella destrozada por la metralla que recibió durante la guerra de 1936-1939 ( en la que sirvió de observatorio y puesto de vigilancia). En el tercero se encontraban las campanas, dos bajo un arco doble, que daba a la fachada principal de la iglesia, y la tercera en un lateral.
El capitel, también de ladrillo, es de forma piramidal y necesitó obras de reforzamiento en su interior.
JULIO MARTÍN BLASCO
martes, 8 de septiembre de 2009
EL PORTAPAZ DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE BELCHITE
EL PORTAPAZ DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE BELCHITE
Entre las obras de arte que reunía la antigua parroquia de Belchite ( y que conocemos gracias a una relación del párroco don Felipe Ayala Gil de fecha 15 de noviembre de 1902), se cita un portapaz.
El portapaz es un objeto litúrgico en forma de lámina de metal, madera y otros materiales, con una escena religiosa, que se daba a besar a los fieles en las misas solemnes al recibir la paz. Algunos de ellos eran verdaderas obras de arte. Cayeron en desuso al dejar de darse la paz en las misas.
El portapaz de la parroquia de Belchite era de plata, dorado, con un gran esmalte de nueve centímetros de alto y seis de ancho, de muy buena calidad, con dos columnitas a los lados y diversos adornos. En la parte superior, de forma triangular, había un busto del Padre Eterno. El esmalte representaba a la Virgen María al pie de la cruz, teniendo en sus brazos a su Hijo y, a los lados, a San Juan Evangelista y a Santa María Magdalena. En la parte izquierda tenía algún desperfecto. Por detrás, encima del asa, había una marca "G MATA".
El portapaz viene citado en los tratados de arte. María Luisa Martín Ansón (Esmaltes de España. Editora Nacional, Madrid 1984, p.148) dice que fue realizado en la segunda mitad del siglo XVI y que llevaba la representación de una Dolorosa y el punzón de Jerónimo de la Mata. Este artista de origen bilbilitano, se hallaba instalado en Zaragoza desde 1539 hasta su muerte en 1572. Entre sus obras destacan también los bustos-relicarios, las cruces procesionales y las custodias.
JULIO MARTÍN BLASCO
Entre las obras de arte que reunía la antigua parroquia de Belchite ( y que conocemos gracias a una relación del párroco don Felipe Ayala Gil de fecha 15 de noviembre de 1902), se cita un portapaz.
El portapaz es un objeto litúrgico en forma de lámina de metal, madera y otros materiales, con una escena religiosa, que se daba a besar a los fieles en las misas solemnes al recibir la paz. Algunos de ellos eran verdaderas obras de arte. Cayeron en desuso al dejar de darse la paz en las misas.
El portapaz de la parroquia de Belchite era de plata, dorado, con un gran esmalte de nueve centímetros de alto y seis de ancho, de muy buena calidad, con dos columnitas a los lados y diversos adornos. En la parte superior, de forma triangular, había un busto del Padre Eterno. El esmalte representaba a la Virgen María al pie de la cruz, teniendo en sus brazos a su Hijo y, a los lados, a San Juan Evangelista y a Santa María Magdalena. En la parte izquierda tenía algún desperfecto. Por detrás, encima del asa, había una marca "G MATA".
El portapaz viene citado en los tratados de arte. María Luisa Martín Ansón (Esmaltes de España. Editora Nacional, Madrid 1984, p.148) dice que fue realizado en la segunda mitad del siglo XVI y que llevaba la representación de una Dolorosa y el punzón de Jerónimo de la Mata. Este artista de origen bilbilitano, se hallaba instalado en Zaragoza desde 1539 hasta su muerte en 1572. Entre sus obras destacan también los bustos-relicarios, las cruces procesionales y las custodias.
JULIO MARTÍN BLASCO
viernes, 4 de septiembre de 2009
LA NOCHE DE LAS ÁNIMAS (Cuento)
LA NOCHE DE LAS ÁNIMAS
(Cuento)
En tiempos pasados, al caer la noche que precede al día dos de noviembre se paralizaba la vida en los pueblos. Cerraban cafés, tabernas y otros lugares de diversión y los vecinos se recogían en sus casas para rezar por sus difuntos y en su recuerdo encendían lamparillas que, parpadeando, iluminaban la estancia. Fuera, todo era silencio, quietud y soledad. Había llegado la llamada “noche de las Ánimas”.
Pero no todos participaban en esta conmemoración y, así, nuestro protagonista, un acomodado labrador, hacía gala de su incredulidad y se burlaba de los demás. Había prometido a sus compañeros que saldría de casa aquella noche.
Efectivamente, así lo hizo y al llegar a la salida del pueblo vio a lo lejos, sobre un camino que descendían hacia el río, unas luces que se movían lentamente. Llevado por la curiosidad, apresuró el paso, cruzó el puente y se detuvo cerca del camino conteniendo la respiración.
Poco tiempo después pasaba la comitiva formada por unos extraños seres, envueltos en amplias túnicas blancas, que llevaban una luz en sus manos. Sin embargo, observó con extrañeza, que el último carecía de ella e iba a oscuras.
Al pasar por delante, reconoció en aquella figura a su padre. Y al preguntarle por qué iba así, le contestó que la culpa era de su hijo que no le había encendido ninguna luz ni le había honrado con sus rezos.
Impresionado por aquella visión y por aquellas palabras, volvió a su casa y cambió de conducta en los años sucesivos.
Y cuentan las historias que en aquel lugar se construyó una capilla conocida por el nombre de “ermita de las Ánimas”. Años más tarde, cuando cambió de nombre por haberse entronizado en ella una imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, se colocó a los pies de su trono un relieve del purgatorio con las benditas almas, en recuerdo de que antes se había llamado “la ermita de las Ánimas.”
Colofón. Este cuento (que oí a mi madre en mi infancia y que he narrado a mi manera) termina recordando un hecho real que sucedió en Belchite, en el año1704.
JULIO MARTÍN BLASCO
Badajoz, junio de 2009
Programa de Fiestas de Belchite. Setiembre 2009
(Cuento)
En tiempos pasados, al caer la noche que precede al día dos de noviembre se paralizaba la vida en los pueblos. Cerraban cafés, tabernas y otros lugares de diversión y los vecinos se recogían en sus casas para rezar por sus difuntos y en su recuerdo encendían lamparillas que, parpadeando, iluminaban la estancia. Fuera, todo era silencio, quietud y soledad. Había llegado la llamada “noche de las Ánimas”.
Pero no todos participaban en esta conmemoración y, así, nuestro protagonista, un acomodado labrador, hacía gala de su incredulidad y se burlaba de los demás. Había prometido a sus compañeros que saldría de casa aquella noche.
Efectivamente, así lo hizo y al llegar a la salida del pueblo vio a lo lejos, sobre un camino que descendían hacia el río, unas luces que se movían lentamente. Llevado por la curiosidad, apresuró el paso, cruzó el puente y se detuvo cerca del camino conteniendo la respiración.
Poco tiempo después pasaba la comitiva formada por unos extraños seres, envueltos en amplias túnicas blancas, que llevaban una luz en sus manos. Sin embargo, observó con extrañeza, que el último carecía de ella e iba a oscuras.
Al pasar por delante, reconoció en aquella figura a su padre. Y al preguntarle por qué iba así, le contestó que la culpa era de su hijo que no le había encendido ninguna luz ni le había honrado con sus rezos.
Impresionado por aquella visión y por aquellas palabras, volvió a su casa y cambió de conducta en los años sucesivos.
Y cuentan las historias que en aquel lugar se construyó una capilla conocida por el nombre de “ermita de las Ánimas”. Años más tarde, cuando cambió de nombre por haberse entronizado en ella una imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, se colocó a los pies de su trono un relieve del purgatorio con las benditas almas, en recuerdo de que antes se había llamado “la ermita de las Ánimas.”
Colofón. Este cuento (que oí a mi madre en mi infancia y que he narrado a mi manera) termina recordando un hecho real que sucedió en Belchite, en el año1704.
JULIO MARTÍN BLASCO
Badajoz, junio de 2009
Programa de Fiestas de Belchite. Setiembre 2009
LA VIRGEN DE LA CAMA
LA VIRGEN DE LA CAMA
Hace ya años, en la antigua parroquia del pueblo viejo de Belchite, se celebraba con toda solemnidad la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto. Se guardaba en el pueblo una imagen yacente, conocida con el nombre de la “ Virgen de la Cama”, en la que destacaba su hermosa cabellera.
La imagen había sido traída desde Guatemala por su arzobispo don Pedro Cortés y Larraz y donada a su familia de Belchite. Se guardaba en la casa de doña Nicolasa Cortés Lalaguna, situada en la plaza Nueva, junto al callizo Ancho. Cada año, el 15 de agosto, era llevada solemnemente a la parroquia acompañada de los fieles. Allí se celebraba la misa en honor de la Virgen y eran ensalzadas sus virtudes en el sermón correspondiente.
Terminado el día, la imagen permanecía en la parroquia durante la octava recibiendo el culto de sus hijos. Pasado el tiempo, era devuelta, con la misma solemnidad, al lugar de procedencia de la plaza Nueva. Allí estaba cuando estalló la guerra civil de 1936-1939 y durante el asedio que sufrió Belchite.
Reconquistado el pueblo, Pilar [Pilarín] Cortés Galindo, me contó que ella misma fue a casa de su tía Nicolasa para comprobar cómo había quedado. En ella había caído una bomba y se notaba claramente sus efectos, pero de la imagen de la Virgen no quedaba rastro alguno.
Hace poco tiempo me he enterado que de nuevo se celebra en la parroquia de Belchite la fiesta de Nuestra Señora de la Cama el 15 de agosto. Nos alegramos de ello.
JULIO MARTÍN BLASCO
Hace ya años, en la antigua parroquia del pueblo viejo de Belchite, se celebraba con toda solemnidad la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto. Se guardaba en el pueblo una imagen yacente, conocida con el nombre de la “ Virgen de la Cama”, en la que destacaba su hermosa cabellera.
La imagen había sido traída desde Guatemala por su arzobispo don Pedro Cortés y Larraz y donada a su familia de Belchite. Se guardaba en la casa de doña Nicolasa Cortés Lalaguna, situada en la plaza Nueva, junto al callizo Ancho. Cada año, el 15 de agosto, era llevada solemnemente a la parroquia acompañada de los fieles. Allí se celebraba la misa en honor de la Virgen y eran ensalzadas sus virtudes en el sermón correspondiente.
Terminado el día, la imagen permanecía en la parroquia durante la octava recibiendo el culto de sus hijos. Pasado el tiempo, era devuelta, con la misma solemnidad, al lugar de procedencia de la plaza Nueva. Allí estaba cuando estalló la guerra civil de 1936-1939 y durante el asedio que sufrió Belchite.
Reconquistado el pueblo, Pilar [Pilarín] Cortés Galindo, me contó que ella misma fue a casa de su tía Nicolasa para comprobar cómo había quedado. En ella había caído una bomba y se notaba claramente sus efectos, pero de la imagen de la Virgen no quedaba rastro alguno.
Hace poco tiempo me he enterado que de nuevo se celebra en la parroquia de Belchite la fiesta de Nuestra Señora de la Cama el 15 de agosto. Nos alegramos de ello.
JULIO MARTÍN BLASCO
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