viernes, 31 de octubre de 2008

Gozos de Nuestra Señora de los Desamparados de Belchite

Novena. Edición de 1797

Maria tu heroico zelo
nos ampare con clemencia
Pues siendo flor en Valencia
eres en Belchite Cielo

Madre de Desamparados
te llama la devocion,
porque en tanta proteccion
tiene sus bienes fundados:
en los males el consuelo
ofrece tu Providencia.

Vuestra soberana hechura
la de Valencia imitando
está con ella llevando
mas copiada la hermosura:
del Artífice el desvelo
en vos encontró la ciencia.

En Valencia huvo contienda
por verte tan parecida
a su perla esclarecida
y assi te quiso por prenda:
pero alló el mas fino anelo
lograda la competencia.

Pleitando con ansias fuertes
a las suertes apelaron
y por suerte te tocaron
a Belchite las diez suertes:
libre de tal desconsuelo
se miró por tu clemencia.

Te recibieron con palmas
como á palma de Cadés,
como de Sión Cipres,
y refugio de las almas:
en tu templo sin recelo
se logra toda excelencia.

De prodigio tan notorio
fia Belchite contento
trasladará al firmamento
las Almas del Purgatorio:
las subirá con su buelo
á la celeste eminencia.

En tu Imagen pura y bella
que brilla con arrebol
tiene Belchite su sol
y en ti le nacio la estrella:
tu luz le ampara con celo
y divina preeminencia.

Ya no teme los rigores
Belchite del enemigo
pues con tu amparo y abrigo
logra copiosos favores:
luz eres para el consuelo
con tu divina presencia.


Novena. Edición de 1898

María, tu ardiente celo
nos ampare con clemencia.
pues siendo flor en Valencia
eres en Belchite Cielo.

Madre de Desamparados
te llama la devoción,
porque en tanta protección
tiene sus bienes fundados:
en los males el consuelo
ofrece tu Providencia.

Vuestra perfecta escultura
la de Valencia imitando
está con ella mostrando
más completa su hermosura:
del Artífice el desvelo
en vos encontró la ciencia.

En Valencia hubo contienda
por verte tan parecida
á su perla esclarecida,
y asi te quiso por prenda:
pero halló el más fino anhelo
lograda la competencia.

A causa de pleitos fuertes
al sorteo allí apelaron,
y por gracia le tocaron
á Belchite siete suertes;
libre de tal desconsuelo
se miró por tu clemencia.

Te recibieron con palmas
como azucena de Cádes,
como de Sión Ciprés,
y refugio de las almas:
en tu templo sin recelo
se logra toda excelencia.

De prodigio tan notorio
fía Belchite contento
trasladará al firmamento
las Almas del Purgatorio:
las subirá con su vuelo
a la celeste eminencia.

En tu imagen pura y bella
que brilla con arrebol
tiene el Seminario el sol,
y en ti le nació la estrella:
tu luz le ampara con celo,
y divina preeminencia.

Ya no teme los rigores
del tentador enemigo
pues con tu amparo y abrigo
logra copiosos favores;
luz eres para el consuelo
con tu divina presencia

Aquí á tus plantas postrados
tus pobres hijos te aclaman,
te bendicen y te llaman
madre de Desamparados:
del Seminario modelo
haga este vuestra clemencia.

Concédeme, Madre mía,
que el amparo de tu manto
pueda hacerme sabio y santo,
¡oh dulcísima María:
que esta casa por tu anhelo
brille en santidad y en ciencia.

domingo, 5 de octubre de 2008

LAS CAMPANAS QUE UN DÍA DEJARON DE SONAR(1937-2007)









Las campanas de mi pueblo
Sí que me quieren de veras,
Se alegraron cuando nací
Y llorarán cuando muera.
(Copla popular)

En la torre de la antigua parroquia de San Martín (Pueblo Viejo de Belchite) había tres campanas. Dos estaban colocadas, bajo sendos arcos, en la cara que daba a la plaza y la otra en un lateral. Sus nombres, grabados sobre las mismas, y que todavía recordarán nuestros mayores, eran Martina, Valera y María del Pueyo. La más reciente era esta última que había sido instalada hacia 1922.

Nuestras campanas estaban integradas en la vida de la población y se manifestaban alegres en sus alegrías y tristes en sus tristezas. Sus sonidos, festivos o fúnebres, cabalgando a lomos del viento, llegaban a todos los lugares.

Durante la semana santa enmudecían como señal de respeto por la muerte del Señor y sus toques eran sustituidos por el monótono tableteo de una gran carraca colocada sobre el coro (puede verse en las fotografías de la época). Saltaban alegres y alborozadas en el Sábado de Gloria (como anticipo a la resurrección de Cristo). También lo hacían en las vísperas y solemnidades del año uniéndose así a la alegría de los parroquianos. En cambio, con sonidos lentos y graves acompañaban las notas del Miserere para darles el último adiós.

Pero un día dejaron de sonar las campanas de la antigua parroquia de San Martín.

Tres, eran tres las campanas que, hace setenta años, dejaron de tañer.