viernes, 13 de febrero de 2009

COPLAS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE

COPLAS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE

Mi madre, Ángeles Blasco Lorén, nació en Belchite en 1903 y murió en 2001. Cuando ya había superado los noventa años, conservaba buena memoria y recordaba con facilidad muchas coplas que había oído en su pueblo. Un año, aprovechando los días que pasábamos en su compañía en el verano, se me ocurrió escribir las coplas a medida que las iba diciendo. En tres o cuatro años (no más tiempo) reuní unas ciento cincuenta y, desde el año 2002, las mando para su publicación en el programa de fiestas de septiembre, en grupos de catorce.

Sin embargo cometí un error en este proceso. Muchas de estas coplas tuvieron algún motivo en su formación y sería interesante conocerlo. Perdí esta oportunidad.

Pondré algunos ejemplos:

Mocitas las que servis, / preparad la ropa luego, / que a veinticuatro san Juan / y a veintinueve san Pedro.
Por estas fechas algunas mozas se colocaban como ayudantes en la siega; ”de agosteras” se decía. rmu

-Si pasas por la Jimena / y pasas sin murarte, / haz cuenta que has pasado / por el infierno sin quemarte.
La Jimena era un Café cuyos clientes “hablaban” de los que pasaban por allí.

-A Almonacid me llevaron / ¡Jesús qué lugar! / Por un despeñadero / me quieren tirar.
Según se decía, alguien quiso deshacerse de una mujer mayor a la que debía dinero.

-San Bernardico el de Codo/ quiso subir a Belchite/ y le dijo San Martín/ ¿dónde vas, garras de buitre?
Siendo mi madre niña (nació en 1903) su madre la llevó a las afueras del pueblo. Junto al camino de Codo, había muchos vecinos esperando que llegara San Bernardo desde Codo. Pero, sin saber el motivo, nunca llegó.

Los temas eran muy variados, como la vida misma. Abundaban los motivos amorosos,
religiosos, laborables (principalmente la recogida de las olivas), costumbristas y otros.

-De tu ventana a la mía / me tiraste un limón, / el limón cayó en el suelo / y el golpe en mi corazón.
-Con el sol te mando cartas, / con la luna claridades; / con el lucero del alba / que te quiero, ya lo sabes.

-Virgen del Pueyo en un alto / y Belchite en un portillo, / Virgen de Desamparados / a la orillita del río.
-Viva Belchite que tiene / cuatro torres y un Calvario / y a la orillita del río / un hermoso Seminario.

-Enamoradita vengo, / majo, de verte segar. / Coges tres y tiras cuatro, / no sabes enfaginar.
-Ya hacen sombra los olivos, / ya hacen sombra los terrones. / ¡Qué caras ponen los amos!
/ ¡ Qué brincos pegan los “piones”!

JULIO MARTÍN BLASCO

viernes, 6 de febrero de 2009

DIFUSIÓN DE UN LIBRO DEL OBISPO DON GREGORIO GALINDO


DIFUSIÓN DE UN LIBRO DEL OBISPO DON GREGORIO GALINDO

Don Gregorio Galindo (párroco de Belchite desde 1711 hasta 17369) publicó en 1739, siendo ya obispo de Lérida, un libro titulado Las Rúbricas del Misal Romano reformado que alcanzó numerosas ediciones y fue conocido en España y en sus colonias de América.

Sobre este libro (al que dedicamos una atención especial en nuestra obra Don Gregorio Galindo… p. 91 y ss) queremos exponer unas notas que confirman la amplia difusión alcanzada.

Después de la primera edición de 1739, hecha en Zaragoza y dedicada a la Virgen del Pilar, se repitieron otras varias en Barcelona, Madrid, Valencia, Vich, Gerona y Pamplona. En la décima edición (Madrid, 1784) se puede encontrar un compendio de la vida de este ilustre prelado, escrita en Lérida en 1757 (un año después de la muerte de don Gregorio Galindo) por fray Pedro de Jesús María. La última edición, que fue la duodécima, apareció en Madrid en 1820).

Al pasar los años, el libro perdió vigencia por las sucesivas reformas litúrgicas de la Iglesia. Hoy se puede encontrar, en la sección de libros antiguos, en numerosas bibliotecas públicas. Por citar algunas, diremos que en la Biblioteca Nacional se conservan diez ejemplares; en Zaragoza se halla en la Biblioteca Universitaria, en las del Seminario Sacerdotal de San Carlos y del Palacio Arzobispal. En Lérida, en el Instituto de Estudios Ilerdenses, hay varios ejemplares de diferentes ediciones. En Badajoz se puede consultar en las bibliotecas de la Sociedad de Amigos del País y del Seminario Diocesano.

Las ediciones que se hicieron en México, capital, en 1760 y 1778, y en Puebla de los Ángeles (México) en 1766 y 1778, contribuyeron en gran medida a su difusión por las colonias de España en América.

Según el historiador Francisco de Solano Pérez-Lila (revista MISSIONALIA HISPÁNICA, nº 59, p. 343) el libro de don Gregorio Galindo, en cuanto a ceremonial, era el más conocido entre los misioneros de Guatemala.

Antes de la visita pastoral que el arzobispo don Pedro Cortés y Larraz (nacido en Belchite en 1712) realizó en su diócesis de Guatemala (que comprendía las actuales naciones de Guatemala y El Salvador) entre 1768 y 1770, envió a los párrocos una carta con diez preguntas que debían contestar por escrito. En una de ellas les preguntaba qué libros tenían para las sagradas rúbricas. En la contestación, algunos de ellos citaban la obra de don Gregorio Galindo.

Con estos datos podemos pensar que, probablemente, el libro sería conocido también en otras regiones del centro y sur de la América española.

JULIO MARTÍN BLASCO,
Año 2003 LA NOVENA A NUE

lunes, 2 de febrero de 2009

EL RETABLO MAYOR DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE BELCHITE



EL RETABLO MAYOR DE LA ANTIGUA PARROQUIA DE BELCHITE

Siempre que visito las ruinas de la antigua parroquia de nuestro pueblo, quiero recordar cómo era su interior pero, a pesar de mis esfuerzos, no lo consigo. Solamente queda en lo más recóndito de mi memoria la escena de Jesucristo muerto en la cama y custodiado por los alabarderos cuyas relucientes armaduras y pobladas barbas impresionaron fuertemente la sensibilidad de aquel niño de cuatro o cinco años.

La destrucción de los lugares que han formado parte de nuestras vivencias produce, además de su desaparición, otros efectos perniciosos: el tiempo va borrando lentamente de nuestras mentes su recuerdo y, con el olvido, el afecto que sentíamos hacia ellos termina por desaparecer de nuestros corazones. Para evitar esto, para avivar el recuerdo en algunos de nuestros paisanos que conocieron el pueblo viejo antes de su destrucción y para conocimiento de las nuevas generaciones, voy a exponer algunas noticias que he encontrado sobre el retablo mayor de la antigua iglesia parroquial de Belchite.

“El retablo mayor que es de estuco y muy bueno, representa en una hermosa estatua de madera a San Martín montado a caballo y en actitud de partir con la espada la capa para un pobre que le pide limosna, con cuatro medallones a cada lado figurando diferentes pasos de su vida, y más abajo otros dos que representan el nacimiento de Belén y la adoración de los Santos Reyes”. ( P. Madoz, Diccionario … Madrid 1846, t. IV p. 124). En la foto que se reproduce, la imagen de San Martín está sustituida, ocasionalmente, por la de Nuestra Señora del Pueyo.

El aragonés José Camón Aznar, eminente crítico de arte, dice que Miguel de Peñaranda (discípulo de Forment), Pedro Lasaosa y Juan de Moreto “formando un taller colectivo, se comprometen para hacer en compañía una serie de retablos”. Entre ellos figuraba el retablo mayor de Belchite (Summa Artis. Historia General del Arte, dirigida por J. Pijoán. Madrid 1961, vol. XVIII, p. 83).

Sin embargo este proyecto no debió llevarse a cabo ya que Carmen Marte García (Gran Enciclopedia Aragonesa vol. X, p. 2617) sostiene que el retablo de Belchite fue realizado y terminado en 1547 por Tomás Peliguet (pintor italiano que murió en Huesca en 1578).

Según don Felipe Ayala Gil, párroco de Belchite (1877-1913), el retablo mayor “consta que se hizo en 1550 y es sin duda el más notable por sus relieves y medallones”. (Relación de obras de arte en las iglesias de la villa de Belchite. Año 1902. Archivo Diocesano de Zaragoza). No cita al autor. Don Francisco Izquierdo Trol, sacerdote belchitano y deán de Barbastro en 1947, afirma que el retablo mayor fue hecho por el escultor Tomás Pellicer (posiblemente, deformación del apellido Peliguet) en el año 1550. (Canto de fe y religiosidad de Belchite. Revista Doce de Octubre. Zaragoza 1971, p. 16).

Oí decir a mi madre que a los lados del retablo había dos grandes puertas que se cerraban sobre él (dato que hemos podido confirmar)
JULIO MARTÍN BLASCO. - Año 1997