domingo, 31 de julio de 2011

VIAJE A BELCHITE










Hace ya varios años que no viajábamos a Belchite a pesar de que mi hermana Rosa nos insistía para que lo hiciéramos. Nuestra hija Pilar y su marido, Nicolás, se habían ofrecido a organizarnos el viaje y a llevarnos ellos mismos. Y, por fin, decidimos que lo realizaríamos saliendo de Badajoz el jueves día 14 de julio y regresando el lunes 18del mismo mes.

Me había propuesto llevar la maqueta del Seminario de Belchite y así lo hicimos. Después de un viaje molesto, principalmente de Madrid a Zaragoza por las obras que se estaban realizando en la carretera, llegamos a Belchite desviándonos por La Almunia y Cariñena y sufriendo las curvas de Villanueva de Huerva, cuando todavía había luz natural.

Si el vino de Cariñena
No se bebiera, no se bebiera,
No habría tantos borrachos
En Fuendetodos y en Villanueva

Al día siguiente, llevamos la maqueta al escaparate de la tienda de Bernardo Teira (que amablemente aceptó nuestra petición) y allí quedó instralada durante todo el tiempo que permanecimos en Belchite.

Preparamos un sencillo programa de visitas que deseábamos realizar y así figuraban las ruinas del Pueblo Viejo y Seminario, cementerio, Tercón, Pozo de los Chorros, Presa de la Cuba y Almonacid, santuario de Nuestra Señora del Pueyo y, finalmente el de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Ofrecemos fotografías.

domingo, 10 de abril de 2011

La maqueta del Seminario de Belchite (continuación)




Mientras estaba dedicado a la tarea de realizar la maqueta del Seminario de Belchite, pensaba en el impacto que causaría en la población la noticia de que iba a construirse un gran edificio. Muchos dudarían y permanecieron en esta situación hasta que hubieron de confesar su error.
Y una mañana, un grupo de trabajadores, con algunos carros con herramientas, emprendió el camino en dirección a la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados. Les acompañaba don Gregorio Galindo, obispo auxiliar de Zaragoza y párroco del lugar, con algunos sacerdotes y un grupo de curiosos.

Dirigidos por el maestro de la obra, inspeccionaron el lugar, estudiaron la orientación y empezaron a señalar sobre el terreno las distintas dependencias.

Habían formado un buen grupo de trabajo y pronto empezaron a llegar los primeros materiales.

Una cuadrilla de picadores empezarían a abrir las zanjas para preparar a continuación la cimentación. No tenemos noticia de que haya algún plano o documento. Pregunté, en una ocasión, en el archivo diocesano de Zaragoza y me dijeron que en aquellos tiempos no se hacían planos. Solamente se encontró el acta de fundación, gracias al tesón del director don Arturo Lozano Burzuri. Sin embargo debió existir un momento en el que se celebraría alguna reunión para estudiar qué clase de edificio se quería construir teniendo en cuenta su destino. Y quedaría constancia, probablemente por escrito, de los detalles de la nueva obra.

Observando los edificios de aquellos tiempos, vemos los materiales que se utilizarían en su construcción. Por lo que se refiere al nuestro, sería necesaria abundante madera (vigas de pino) cañizos (de los que todavía vimos fabricar en Belchite), tejas, ladrillos, piedra (escasa en la zona), cal, arena y yeso. El peso del edificio sería soportado por las paredes de carga (de 60 cms de grosor) y pilares interiores. No se han observado restos de adobes o tapial, abundantes, en cambio, en la capilla de la Virgen de los Desamparados.

Hubo momentos decisivos en la historia del Seminario de Belchite. El primero fue su traslado a Zaragoza, después que don Gregorio Galindo fuese nombrado obispo de Lérida (1736). En esta ocasión el edificio no quedó totalmente abandonado. Durante ese tiempo, estuvo al frente del mismo algún operario misionista, que administraba las tierras pertenecientes al Seminario. Sabemos (por un documento que obra en el archivo del Seminario de San Carlos de Zaragoza) que hacia 1762 se encontraba al frente de la Casa don Blas Nicolás Riverés y que la capilla de la Virgen de los Desamparados estaba abierta al culto y al frente de la misma había un capellán, que en 1797 era don Josef Cottens.

Importante fue también la labor del arzobispo don García y Gil, restaurando el edificio y fundando el Seminario Menor en 1866.

Todos estos pensamientos acudían a mi mente mientras estaba dedicado a preparar la maqueta.

También pensaba en los grandes beneficios que proporcionó este centro a los pobladores de Belchite, en el orden material y en el intelectual. Sería interesante confeccionar una lista de belchitanos que alcanzaron el sacerdocio a través de estos años y también los que estudiaron allí. Diariamente bajarían al Seminario un grupo de alumnos externos para seguir los estudios.
Un grupo de profesores y alumnos sufrieron el martirio por ser sacerdotes y hoy están en los altares. Entre ellos se encuentran Jorge Riverés Galvez , nacido en Belchite en 1897 y Rafael Sambonete Peg, también natural de Belchite donde vio la luz el 23 ó 24 de octubre de 1872. Cuando visitaba las ruinas del Seminario pensaba que estaba pisando una tierra santificada por la presencia de santos.

¡ Santos mártires que pasasteis por Belchite, rogad por nosotros!

Día a día irían adelantando las obras. Ya se veía lo que sería la primera planta y el lugar de las aulas donde los alumnos recibirían las enseñanzas. Con frecuencia recibían los obreros la visita de don Gregorio Galindo, quien informaría con puntualidad al arzobispo Pérez de Araciel de la marcha de las obras, aunque no pudiera ver la finalización de las mismas por fallecimiento.
(Continuará)

sábado, 19 de marzo de 2011

Reseña de libros que tratan de Belchite

INVENTARIO DEL PATRIMONIO ARQUITECTONICO DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE (ZARAGOZA)
Características y valoración del mismo.
Jesús Baquero Millán.
Institución Fernando El Católico.- Zaragoza, 1988


Entre los libros que guardo en mi pequeña biblioteca hay un lugar destacado para los que tratan sobre Belchite. Entre ellos se encuentra la obra de Jesús Baquero Millán, magnífica publicación en la que estudia el estado de las principales construcciones del conocido como Pueblo Viejo de Belchite, destacando, como es natural, los edificios religiosos.
Encontramos los siguientes apartados:

I.- ESTADO DE LA CUESTIÓN.
II.- RESEÑA HISTÓRICA DE LA VILLA DE BELCHITE.
III.- INVENTARRIO Y CATALOGACIÓN.
III. 1. UTILIDAD DEL INVENTARIOY PROCESO SEGUIDO EN SU ELABORACIÓN.
III. 1. 1. Utilidad y necesidad del inventario
III. 1. 2. Proceso y metodología que se ha seguido
Levantamientos de planos
Descripción escrita
Criterios selectivos

III. 2. SITUACIÓN.
III. 3. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PUEBLO
3. 3. 1. Factores que condicionaban su arquitectura.
El cierzo
Los materiales disponibles
El barro, el adobe, el tapial, el ladrillo, la teja, la piedra caliza, las cañas, la madera, el yeso, la cal
Las características tipológicas.
La ocupación musulmana
III. 3. 2. Algunos datos significativos
III. 3. 3. Las galerías de arquillos y los aleros (Es interesante el estudio que hace el autor de estos elementos tan característicos de Belchite)

III. 4. Arco de la Villa.
III. 5. Arco de san Roque
III. 6. Convento de san Agustín.
III. 7. Convento de san Rafael.
III. 8 Iglesia de san Juan.
III. 9. Iglesia de san Martín de Tours. Construcciones de los siglos XIV, XVI, XVII, XVIII y XIX. Torre mudéjar
III. 10. Casa aragonesa y sus partes

En todos estos lugares el autor estudia el emplazamiento, estado actual, materiales utilizados, características constructivas, descripción interior y exterior.

IV. En torno al concepto de valor histórico, artístico y cultural de dicho patrimonio.

APÉNDICE
Algunas sugerencias como posibles alternativas.
Fuentes consultadas.
Planos y fotografías.
Bibliografía

Destacan como aportación valiosa los planos realizados por el autor.
Nos hubiera gustado que este trabajo se hubiera realizado antes. Hubiera contado con más elementos para su estudio. Además, echamos en falta una referencia al edificio del Seminario, aunque en ese tiempo ya se encontraría en ruinas.

miércoles, 2 de marzo de 2011

BELIGIO-M (artículo de Ángel Aguirre Álvarez)


As de Beligiom

Con este título (abreviado) publicó el profesor de la Universidad de Zaragoza, D. Antonio Beltrán, en el ya algo lejano año 1980, en el Heraldo de Aragón, un artículo sobre los hallazgos en varios puntos de Aragón de las monedas ibéricas BELIGIO-M. Las piezas de referencia llevan el rótulo ibérico de Beligio-m, acompañado del secundario be o bel. En dicho artículo se hacía un detallado estudio de las monedas y se decía: “el más interesante problema en relación con estas monedas es el de la situación de la ceca emisora”. El citado profesor se inclinó en un principio por identificar Beligio con Belchite, pero parecía dudar al conocer que tanto D. Pío Beltrán, como D. Miguel Beltrán se inclinaban por la mejor opción de situar Beligio en Azaila, “en tanto no se demuestre lo contrario”.

No tengo noticia de que esta situación se haya aclarado pasado este tiempo, y es que la arqueología sólo podría hacerlo con un golpe de suerte a través de un hallazgo importante.

Se puede recurrir a la geografía, que en principio parece tener mejores opciones, debido principalmente a que poseemos una fuente tan importante como la Geografía que en ocho tomos nos legó el geógrafo y astrónomo Ptolomeo. Esta fuente tiene la particularidad de proporcionar las coordenadas geográficas de los lugares que describe. Por desgracia en la lista no figura Beligio. En cambio, en la zona escenario de las apariciones de las monedas figura Belia a la que Ptolomeo asigna las coordenadas 14º10’W - 40º45’N. Acto seguido, a esta Belia se ha asociado el nombre de BELCHITE, empezando por la autoridad del “Diccionario geográfico-histórico de España” (1846) de Pascual Madoz, quien por su parte se remite a Sylburg. Y a partir de ahí, otros han ido diciendo lo mismo, siendo esa la opinión generalizada en el mismo pueblo de Belchite.

No importa que las coordenadas actuales de Belchite no correspondan a las de Belia, porque todos sabemos que las mediciones de Ptolomeo eran forzosamente inexactas, teniendo en cuenta los procedimientos de medición que existían entonces, comportando una proyección plana de la esfera. Así y todo, sus mediciones tuvieron el acierto de una estimable aproximación, siendo su principal efecto un pequeño pero constante corrimiento de mediciones que le lleva a agrandar el oeste y el noroeste de la península ibérica.

No encontrando tampoco aquí la solución apetecida, sólo nos queda recurrir a la historia y especialmente a la filología.

Por simple deducción comprobamos que el nombre de Belchite no procede filológicamente de Belia, aunque no sea más que por la ley del mínimo esfuerzo que tiende a abreviar, no a alargar las palabras. En consecuencia, hay que probar si el nombre de Belchite procede de Beligio.

La investigación hecha por la Unión Académica Internacional recogida en su “Tabula Imperii Romani” (1993) aporta el nombre de BELIKIOM como una ceca de localización insegura “quizá en las cercanías de Belchite”. Otras cecas de la zona que se ponen en relación con el grupo bel, como son BELAISKOM, KONTREBIA BELAISCA también incorporan en sus nombres la letra `K´ que, lingüísticamente, no tiene ninguna estabilidad, porque se convierte en la letra `C´. Y filológicamente la letra `C´ es intercambiable con la `G´, como observamos en innumerables ejemplos actuales y de la época: ARCOBRICA/ARCOBRIGA, ERCAVICA/ERGAVICA, SEKIA/SEGIA, etc. Con lo cual, BELIKIOM se transforma en BELIGIOM.

Ahora bien, en este nombre encontramos otras particularidades. En primer lugar, el gentilicio BEL forma un grupo lingüístico fuerte, que hace que la vocal `i´ que le sigue, sea débil y tienda a desaparecer, al tiempo que se fortalece la segunda `i´, que es la única vocal que queda, pues en cuanto a la desinencia `om´, es tan inapropiada para un romano como para nosotros, de modo que cambiará sin remedio. Y cambió con la aparición de una `t´ probablemente por influencia morisca, exigiendo a continuación el soporte de una vocal: te.

En efecto, sabemos que Belchite, en la Edad Media, se llamó Belgit. En 1373 aparece como Belxit y Belchit. En 1427 como Belchit y Belchite.

Ahora preguntamos: De dónde sale el nombre de Belgit?. Imaginemos el proceso inverso. Quitamos la `t´ y añadimos la `i´ que desapareció, y aparece claramente Beligi, es decir, Beligio.

Pero tenemos por el medio el fonema `g´ que nosotros pronunciamos con un sonido característico (sonido velar africado) diferente de las otras lenguas tanto modernas como antiguas. De hecho, esta `g´ de Beligio o Belgit, no se pronunció nunca con ese sonido particular nuestro, sino con sonido fricativo o sibilante, de modo que al ponerlo por escrito, se interpretaba como `x´ o como `ch´. De esta forma, tenemos la siguiente transformación:

BELIKIOM
Beligiom
BEL(i)GIT (Belgit)
BELXIT – BELCHIT (1373 – 1427)
BELCHITE

En cuanto al nombre de Belia que dejamos atrás, su grafía depende de los códices que lo traducen también como Velia, Beleia, Beliea. Y lo más llamativo, una transcripción muy significativa porque está cerca de la tesis expuesta aquí, y es BELEGIA (Geogr. Rav. 318,7).
La mencionada “Tabula Imperii R.” trae una entrada topográfica para “Nuestra Señora del Pueyo de Belchite”, es decir, El Pueyo, “como establecimiento de época romana, muy deteriorado”, queriendo indicar que ese es el punto geográfico donde debió estar la ceca de Belikiom.. Alrededor de ese Pueyo, los romanos edificaron sus “villas”. Villas que todavía hoy son apreciables en una orografía menor, con sus restos de “terra sigillata”. Queda aclarado el origen del nombre de Belchite a partir de Beligio. Y al Pueyo tal vez le quedan cosas por decir.

ANGEL AGUIRRE ÁLVAREZ, historiador.

sábado, 19 de febrero de 2011

MAQUETA DEL SEMINARIO DE BELCHITE


Debo confesar que nunca había realizado un trabajo semejante. Por eso no conocía sus dificultades y, tal vez por eso, me decidí a acometerlo. Se trataba de hacer una maqueta del Seminario de Belchite. En esta ocasión las razones afectivas vencieron a las dificultades. La primera consistía en resolver el problema de la escala. Algo se hubiera conseguido visitando las ruinas del edificio, pero no me resultaba posible viajar a Belchite.

Una señora me preguntó que cómo lo habia resuelto y le hizo gracia al contestarle yo “Con ojo de mal cubero”.

Ya son pocas las personas que conocieron este edificio. Yo publiqué unos datos que me facilitaron por el año 1986 algunos sacerdotes que pasaron por allí, como don Juan Gasca, don José Conesa, Ángel Soler e Hilario París.

Principalmente me he servido de fotografías. Hay una en que, después de recibir varios cañonazos, se ve el interior del edificio, que esencialmente, consistía en un pasillo y a los lados las diferentes habitaciones. Y sobre todo, he aprendido equivocándome muchas veces. Por eso, si ahora tuviera que empezarla, lo haría de otra manera.

Más adelante daré cuenta de la marcha de mi trabajo que ya va dando resultados. Ya estoy trabajando en la tercera planta (aunque me faltan rematar detalles de la primera y segunda). Prácticamente tengo terminada la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. El único recuerdo que tengo del seminario lo localizo en la sacristía, en donde había algunos sacerdotes que comentaba con mis padres que yo iría a estudiar allí (recuerdo los bonetes que llevaban).

La disposición de algunas de las distintas dependencias fue diferente en el primer periodo de funcionamiento como Seminario Sacerdotal. La intención de su fundador era favorecer el retiro de sus moradores. Por eso en el acta de fundación dice que porque en la casa y ermita primitivas no había habitación necesaria para que con el silencio y retiro convenientes se hagan los santos ejercicios y demás funciones disponía se construyera una habitación muy capaz de cuartos separados.

En cambio, cuando funcionó como Seminario Menor, el arzobispo García Gil prefirió para sus alumnos dormitorios comunes y más relación entre los mismos.

Cuando se fundó el Seminario Sacerdotal (1726), siguiendo el movimiento de renovación del clero iniciada por Francisco Ferrer, ya existía la capilla dedicada a las ánimas del purgatorio, primero y a la Virgen de los Desamparados en 1704. En su construcción abundaba el tapial. En cambio, en el edificio del Seminario se emplearon mejores materiales, principalmente el ladrillo macizo y la piedra. En los laterales de la capilla, junto a los contrafuertes, se encontraban unas habitaciones que, posteriormente las utilizaba el servicio y que se recogen simbólicamente en la maqueta.

(Continuará)

lunes, 14 de febrero de 2011

COPLAS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE

COPLAS DEL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE


Virgen del Pueyo en un alto
Y Belchite en un portillo,
Virgen de los Desamparados
A la orillita del río.

Viva Belchite que tiene
Cuatro torres y un calvario
Y a la orillita del río
Un hermoso seminario.

La Virgen del Pueyo es nuestra
Porque está en nuestro término
Y no se la llevarán
Aunque vengan los de Ariño.

La Virgen del Nogueral
La llevan en dos cañizos,
la pasan por Figueral
a entrecava los panizos.

Las mozas de San Lorenzo
Sienten la yerba nacer
Y las de la calle Mayor
La pisan y no la ven