jueves, 30 de abril de 2009

CONGREGACIÓN Y SEMINARIO DE SACERDOTES SECULARES MISIONISTAS DE LA VIRGEN SANTÍSIMA DE DESAMPARADOS DE BELCHITE (ZARAGOZA)


En la historia del Seminario de Belchite podemos distinguir tres etapas claramente diferenciadas. La primera se extiende desde 1721, año en que empezó a funcionar con carácter experimental, hasta su traslado a Zaragoza (después de 1737). La fundación tuvo lugar en 1726 por el arzobispo don Manuel Pérez de Araciel con el título de "Congregación y Seminario de Sacerdotes Seculares Misionistas de la Virgen Santísima de Desamparados" (como quiso se llamara su fundador) siguiendo el movimiento de renovación espiritual del clero impulsado por Francisco Ferrer. Como presidente del Seminario el prelado nombró a don Gregorio Galindo, párroco de Belchite, a quien también eligió como su obispo auxiliar.

Muerto el Arzobispo Pérez de Araciel, el Seminario de Belchite sufrió los ataques del Cabildo y de la Universidad de Zaragoza, pero fue protegido por su sucesor don Tomás Crespo de Agüero. Sin embargo, la marcha de don Gregorio Galindo a la diócesis de Lérida (1736) ocasionó dificultades en el funcionamiento del Centro de Belchite y el prelado dispuso su traslado al Seminario Sacerdotal de San Carlos, fundado en Zaragoza en 1737. A esta primera etapa se refiere el libro "Congregación y Seminario de Sacerdotes Seculares Misionistas de la Virgen Santísima de Desamparados" de Julio Martín Blasco (1991). También se ocupó de esta fundación Damián Iguacen Borau "El Venerable Francisco Ferrer y los Operarios Misionistas". Zaragoza, 1997.

Segunda etapa. De momento la Casa y Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados siguieron abiertas. Todavía hacia 1762 figuraba, como único Operario de Belchite, don Blas Nicolás Riverés. Con el tiempo, el edificio principal quedó abandonado después de sufrir los rigores de las guerras.

En 1797 el Capellán don Josef Cottens patrocinó la reimpresión de la antigua novena a Nuestra Señora de los Desamparados de la villa de Belchite.

La tercera etapa comienza en 1864 cuando el arzobispo García Gil, que encontró el edificio en ruinas debido al abandono y a las guerras, determinó su restauración y fundó el Seminario Menor de Zaragoza que abrió sus puertas en 1866. En 1877 quedó bajo la dirección de los dominicos hasta 1887.

El Rector don Roberto Solanas nos dejó, en 1898, una nueva edición de la novena a Nuestra señora de los Desamparados en la que recogió algunas noticias del Seminario.

Los Operarios Diocesanos se hicieron cargo de la dirección de este Centro en 1913. En 1937, en plena guerra civil, el edificio fue destruido y, después, el Seminario trasladado a Alcorisa (Teruel).

De esta tercera etapa trata el libro de Juan Gasca Saló "El Seminario de Belchite (1986).

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En 1937, en plena guerra civil, el edificio fue destruido y el Seminario trasladado a Alcorisa.
De esta segunda parte trata el libro de Juan Gasca Saló "EL SEMINARIO DE BELCHITE". (1986).

EL ARZOBISPO DE GUATEMALA DON PEDRO CORTÉS Y LARRAZ (Belchite 1712-Zaragoza 1786)

I N D I C E
PRESENTACIÓN (Próspero Penados del Barrio, Arzobispo de Guatemala
PRÓLOGO (Ramiro Ordóñez Jonama. Guatemala
CAPÍTULO PRIMERO. UNA VIDA AL SERVICIO DE LA IGLESIA
I. Infancia y primeros estudios
II. Estudios de Teología en Zaragoza
III. Recepción de las Órdenes Sagradas y primeros cargos
IV. De nuevo en Zaragoza
V. Nombramiento para Arzobispo de Guatemala
VI. El viaje hacia Guatemala
VII. Ordenación episcopal y entrada en Guatemala
VIII. Guatemala en el siglo XVIII
1. El Reino de Guatemala
2. La diócesis de Guatemala
IX. Visita pastoral. Preparativos
1. Primera etapa de la visita y sus consecuencias
2. Segunda etapa de la visita
3. Tercera etapa de la visita
X. El terremoto de 1773 y situaciones que ocasionó
XI. Don Pedro Cortés es obligado a abandona Guatemala
XII. Tortosa y Zaragoza
1. Últimos años y muerte
2. El sepulcro del Arzobispo Cortés y Larraz en el panteón del templo del Pilar de Zaragoza.
Notas
CAPÍTULO SEGUNDO. LABOR PASTORAL DEL ARZOBISPO CORTÉS Y LARRAZ EN GUATEMALA
Introducción
La visita pastoral de Cortés y Larraz
Los juicios y reflexiones manifestados por Cortés y Larraz
Una vida al servicio de la diócesis
CAPÍTULO TERCERO. DEFENSA DEL ARZOBISPO CORTÉS Y LARRAZ
I. INTRODUCCIÓN
Circunstancias políticas
La oposición del Arzobispo al traslado de la capital
Acusaciones e informes contra el Arzobispo
Consideraciones
Don Pedro Cortés es despojado del arzobispado de Guatemala
Actuaciones del nuevo Arzobispo contra su antecesor
Notas sobre el Breve Sanatorio
II. APOLOGIA DE LA VERDAD Y JUSTICIA VULNERADAS NOTABLEMENTE Y DESFIGURADAS EN UN PAPEL IMPRESO EN LA CIUDAD DE GUATEMALA A 2 DE ABRIL DE 1784 BAJO LA FIRMA CAYETANO ARZOBISPO DE GUATEMALA…
Advertencias preliminares
Falta de sinceridad y varios defectos que se advierten claramente en el escrito del Sr. D. Cayetano
Reflexiones sobre el Breve Pontificio
Notas
III. DISERTACIÓN TEOLÓGICA Y ADICIÓN
Notas
IV. TEXTO DE LA CARTA PASTORAL Y DEL BREVE PONTIFICIO
ANEXOS (Cinco)
EPÍLOGO
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA


EL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN DE BELCHITE (Zaragoza) Datos para su historia (1594-1994)


DON GREGORIO GALINDO. Párroco de Belchite (1711-1736), Obispo de Lérida (1736-1756). Apuntes para una biografía


En fin, pueden agradecer de nuevo en Belchite la comunidad cristiana con su párroco y la comunidad cívica con su Ayuntamiento esta nueva valiosa contribución de Julio Martín a su historia religiosa local. Y también puede unirse a esta gratitud cualquier cristiano interesado en la historia de nuestra diócesis en la que Belchite fue cabecera de uno de los cuatro Arciprestazgos históricos con Zaragoza, Daroca y Teruel. Pero sobre todo debemos manifestarnos agradecidos al autor los que desde la cátedra o el archivo intentamos completar la historia global de la Archidiócesis de Zaragoza [...]
De estas monografías imprescindibles para una historia diocesana total son ejemplo paradigmático las cuatro obras que Julio Martín ha dedicado a la historia religiosa de su Belchite natal. [Fragmento del prólogo]
TOMÁS DOMINGO PÉREZ
Canónigo Archivero de la S. I. M. de Zaragoza

EL PUEBLO VIEJO DE BELCHITE. Imágenes, notas históricas, noticias y evocaciones


Y desde sus rectas y amplias calles, en contraste con los 0bscuros callizos de laberíntico trazado de antes; y desde sus soleadas terrazas y espléndidos balcones y ventanas, en oposición a sus antiguos ventanucos, contemplarán, allí próximo, al esqueleto de su pueblo natal, cuyos agujeros y huecos negros, de tanta herida, semejarán las cuencas vacías de los ojos de infinitos cráneos. Mas a pesar de todo, los vecinos de esta generación no podrán nunca hacerse a la idea de que el Belchite viejo no exista y sea un cadáver. Lo verán siempre grave y serio, sí, y enlutado, pero alzándose paternal por encima del riente pueblo nuevo, su vástago... Porque en el pueblo nuevo estarán el Monumento a la Victoria, El Parque y la Avenida X; pero en la "casa solariega", en el "desván" [pueblo viejo], habrán quedado la "Calle del Emparrado", "El Chicul", la "Calle de las Monjas" y "La Puert del Pozo"
EMILIO OLIVER ORTIZ. "Emociones de un sitiado". Editorial AMALTEA. Barcelona, 1942

Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala 1768-1770


EDICIÓN DE
JULIO MARTÍN BLASCO
Y
JESUS MARÍA GARCÍA AÑOVEROS
Véase en entradas antiguas de este blog la reseña firmada por PEDRO BORGES MORÁN referida a esta obra.

JUICIO A UN CONQUISTADOR PEDRO DE ALVARADO


Autor. José María Vallejo García-Hevia
Tomo II. Transcripción documental
por Julio Martín Blasco
La conquista castellana de las Indias no fue esencialmente militar, sino, ante todo, jurídica e institucional, además de religiosa por evangelizadora. Al Nuevo Mundo, extraeuropeo, la Monarquía Universal Hispánica trasplantó el Derecho castellano, de honda raíz romana, en tanto que antiguo ius commune, de factura medieval y canónica. Y, con el Derecho, la publicidad, la controversia y la disparidad de opiniones a él inherentes. E inseparablemente unida, la burocracia, papelista y documentadora, del primer Estado Moderno. Por eso, el conquistador español, aunque particular en su empresa material y económica, fue un oficial público, del rey, en su actuación política, su desempeño gubernativo y su ejercicio judicial. Y, como tal, sometido a la fiscalización de sus actos, por responsabilidades habidas en el cumplimiento de las obligaciones de su cargo, al término del mismo, por medio del Juicio de Residencia. Como el que Pedro de Alvarado, conquistador de Guatemala, hubo de afrontar, desde 1536, hasta su muerte, en 1541. De su eficacia, y de la vulnerabilidad tipológica del conquistador español, habla el que Alvarado no dudase en huir de él, precipitadamente, en agosto de 1536. Entre los centenares de documentos de un Juicio de Residencia, el lector descubrirá, no sólo las voces, en primera persona del plural, de toda una pléyade de conquistadores menores, compañeros indispensables de Hernán Cortés o de Pedro de Alvarado, sino también el testimonio de su imagen histórica, jurídicamente auténtica, en tanto que considerada verdadera. Los españoles hallaron el mejor cauce de expresión, en el Derecho, para sus críticas, personales y oficiales, e incluso para alguna autocrítica, desveladora de violencias que han teñido de negro la leyenda del conquistador hispano. Los indios carecen de voz procesal, sin embargo, su visión de los hechos logra aflorar, por alusión o por tercería, en medio de precisas actas judiciales. Unos documentos, en fin, por los que desfila la realidad de unos conquistadores que sólo respetaban dos límites, su fe religiosa y la lealtad al soberano; una masa anónima de indígenas, cristianizados (Francisco, Martín) o no (Mazatle, Acote, Xonarte), en proceso de incipiente, y doloroso, mestizaje cultural; y algún protagonista, como Pedro de Alvarado, que conformó, para siempre, un nuevo mundo en tierras de la Guatemala hispana, triunfantemente mestiza e irremediablemente alvaradiana.

miércoles, 29 de abril de 2009

LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DESAMPARADOS DE BELCHITE

(Alcorisa)


LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DESAMPARADOS

A principios del siglo XVIII existía en Belchite, junto al río Aguas Vivas, una ermita dedicada a las Almas del Purgatorio, conocida con el nombre de Casa de las Almas.

Según nos cuenta el P. Faci (Aragón Reyno de Christo y Dote de María Santísima) el ermitaño Domingo Lacosta hacía frecuentes salidas por la región para recoger limosnas. En una de ellas, llegó hasta la ciudad de San Felipe (antes Játiva) en Valencia. Allí encargó una copia de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados. Salió tan perfecta que los fieles de Játiva deseaban quedársela pero Domingo la llevó a Belchite, donde fue recibida con grandes muestras de entusiasmo y fervor el 7 de septiembre de 1704.

Después de ser venerada en la parroquia durante tres días, en solemne procesión fue bajada a la ermita de las Almas que, desde entonces, recibió en nombre de Nuestra Señora de los Desamparados.

El P. Faci nos dejó esta descripción: “Es dicha imagen de bulto: tiene Ntra. Sra. en su mano diestra, una Azucena de plata (propia divisa de su título) y en la izquierda sustenta al SS. Niño Jesús: éste está como reclinado sobre el hombro de su Madre y en su siniestra lleva una cruz: a los pies de Ntra. Sra. se ven dos niños abrigados con el manto de esta Celestial Reyna y los mira con ojos misericordiosos, Clementísima, para ampararlos…”

La imagen de la Virgen (de un metro y sesenta centímetros) era de talla, pero se vestía de blanco, con bordados de oro, en las grandes solemnidades. Tenía a los pies un relieve del Purgatorio en recuerdo del título de la antigua ermita. El 8 de septiembre de cada año, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora, se celebraba la llegada de la imagen a Belchite y el segundo sábado de mayo (Nuestra Señora de los Desamparados) la fiesta principal.

Junto a la ermita de los Desamparados, fundó el arzobispo Pérez de Araciel el Seminario Sacerdotal en 1726 y, años más tarde, en 1866, el arzobispo García Gil el Seminario Menor que permaneció hasta su destrucción en 1937.

La imagen desapareció en la guerra civil de 1936-1939 (septiembre de 1937) y se supone sería destruida. Hacia el año 1946, los Hermanos Albareda hicieron, en su taller de Zaragoza, una copia para el Seminario de Alcorisa (Teruel), en cuya capilla se conserva todavía.

JULIO MARTÍN BLASCO