domingo, 13 de diciembre de 2009

EL ARZOBISPO GARCÍA Y GIL Y EL SEMINARIO MENOR DE BELCHITE



EL ARZOBISPO GARCÍA Y GIL Y EL SEMINARIO MENOR DE BELCHITE

Don Manuel García y Gil fue nombrado arzobispo de Zaragoza en 1858, estando rigiendo la diócesis de Badajoz. En 1860 empezó las visitas pastorales en la nueva diócesis. El 24 de septiembre de 1864 salió de la capital para visitar el arciprestazgo de Belchite a donde llegó el 29 de octubre, procedente de Luesma. Tal vez entró en Belchite por el sur y, antes de cruzar el río, contempló el viejo y abandonado edificio del Seminario Sacerdotal que fundara en 1726 el arzobispo Pérez de Araciel. O tal vez alguien le habló de aquel asunto. Desde aquel momento una idea empezó a obsesionarle: restaurar aquel edificio y fundar allí el Seminario Menor, tan necesario para la diócesis, ya que los latinos no cabían en el Seminario de Zaragoza. Antes había pensado establecerlo en los locales del Seminario de San Carlos.

El impacto que la noticia causó en la población de Belchite resulta difícil de imaginar. Pero pronto los incrédulos hubieron de rendirse al ver el ritmo que alcanzaban las obras de rehabilitación del edificio.

En el curso 1866-1867 empezaron los estudios del primer año de latín 29 alumnos. Alguien dejó una nota con los nombres de los naturales de Belchite. Eran éstos: José Madrazo, Miguel Labordeta, Julio Bielsa, Teodoro Bielsa, Manuel Pérez, Pedro Genzor, Martín Garcés, Diego Ordovás, Sebastián Riberés, Juan Calvo, Valero Cortés, Santos Gálvez y Manuel Cólera. Al finalizar el curso, el arzobispo García y Gil, viajó a Belchite para valorar el resultado de su obra. Decidió seguir adelante y así en 1868-1869 funcionaban los tres primeros cursos de segunda enseñanza.

En 1877 los dominicos se hicieron cargo de la dirección del Seminario de Belchite. Había cuatro religiosos sacerdotes y un hermano. Como presidente figuraba el P. Pedro Romero. El arzobispo García y Gil tuvo un trato directo con los seminaristas de Belchite. Años más tarde pensaba en los trabajos que había superado para la reconstrucción del edificio y recordaba la situación de las distintas dependencias. En la planta baja estaban el refectorio, despensa, cocina, portería y sala de visitas. En la otra ala de esta planta se encontraban las clases y la biblioteca. En la primera planta había trece habitaciones para profesores y sala de estudio para los seminaristas y, en la segunda, los dormitorios.

El cardenal García y Gil falleció en 1881. Los dominicos permanecieron en Belchite hasta la finalización del curso 1886-1887. El párroco don Felipe Ayala Gil se encargó de la custodia y administración del Seminario hasta la llegada del nuevo rector don Roberto Solanas Pedraza, quien todavía seguía en Belchite en 1907. En 1898 publicó una nueva edición de la antigua novena a Nuestra Señora de los Desamparados.

JULIO MARTÍN BLASCO