lunes, 21 de junio de 2010

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA DEL SEMINARIO DE bELCHITE, UN INTENTO FALLIDO




LA RECONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA DEL SEMINARIO DE BELCHITE, UN INTENTO FALLIDO

Juan Gasca Saló cuenta en su libro ”EL SEMINARIO DE BELCHITE” los intentos que realizaron los miembros de NUESTRA UNIÓN (Antiguos Alumnos del Seminario) para restaurar la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados de Belchite.

El 8 de mayo de 1970 se hizo una llamada urgente para que volviera a abrirse al culto la capilla del Seminario, porque en ella se habían educado sacerdotes y seglares durante más de doscientos años, y después de la guerra se encontraba en ruinas

Anteriormente, el 15 de marzo del mismo año, la Junta de Antiguos Alumnos para la reconstrucción de la mencionada capilla, se reunió en el patio de recreo, con asistencia de autoridades, una representación del Sr. Arzobispo y del Cabildo; religiosos, sacerdotes y seglares que habían estudiado allí y numerosos fieles de Belchite con su párroco. Pero todo quedó en un intento, ya que solamente se cerró con un muro la abertura que existía en el lugar del camarín de la Virgen. Seguramente, la falta de medios económicos impidió la realización de este deseo.

Con ocasión de la publicación y presentación de mi libro “CONGREGACIÓN Y SEMINARIO DE SACERDOTES SECULARES MISIONISTAS DE LA VIRGEN SANTÍSIMA DE DESAMPARADOS DE BELCHITE” se comentó el mismo asunto al tratarlo también en el libro.

Después del año de 1980, escribí al entonces Arzobispo de Zaragoza don Elías Yanes exponiéndole la conveniencia de la restauración de la mencionada capilla. Todavía resonaban los ecos del conflicto entre el arzobispado y el ayuntamiento de Belchite suscitado por la propiedad del santuario de Nuestra Señora del Pueyo. Pasado algún tiempo, recibí una llamada de Domingo J. Buesa Conde, del Patrimonio Cultural, comunicándome que don Elías le había entregado mi carta para que estudiara la viabilidad de mi petición. En esta ocasión hablamos largamente, pero no volví a tener otras noticias de este asunto.




“OFRENDA”

Cuando os pisamos, venerandas ruinas,
El corazón se siente acongojado.
Quisiéramos detener lo que ha pasado,
que surgiera la rosa sin espinas
de aquella Santa Casa. Se adivina …
se presiente … se siente traspasado
uno de un no sé qué … de algo sagrado,
que está aquí … y que con nosotros peregrina.

Un día volveremos, agrupados,
y, con las misma piedras centenarias
reharemos tu Capilla, para honrarte.

Y vendrán nuestros hijos, a dejarte
la purísima flor de sus plegarias,
Madre nuestra de los Desamparados.

Benedicto L. de Blancas.
Antiguo alumno del Seminario de Belchite

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